20 enero 2010

Automáticamente

Aquello no paraba de producir mundos, aquello era un inmenso huracán de locura creativa. El Yo vivía dentro de un polifacético dios demente. La razón era un barca pequeña sumergida en un océano infinito agitado por todas las tormentas, atravesado por todas las entidades, angélicas o demoníacas, aquello no hacía distinción, por todos los lenguajes vivos, muertos o por crear, por la inconmensurable multiplicación de las formas, por el absoluto desmembramiento de la unidad.

[Fragmento de 'La danza de la realidad', de Alejandro Jodorowsky]