28 mayo 2012

Barba cerrada y, en medio, un botón que machacar

Me he dado cuenta de que eres un verdadero gilipollas integral que no soporto.
Integral. Todo tú.
Que no soporto. Que me pones malo. Que no paro de parir argumentos para repugnarte.

Te recuerdo y me entran ganas de estamparte la cara contra la mesa.
Sigo conociendo cosas tuyas y no hago más que corroborar que eres un capullo y en tu casa lo deben de saber.
Porque eres muy capullo. Salta a la vista. Eres un grandísimo capullo, tanto que, si supieras lo capullo que eres, presumirías de ello.

No le demos más putas vueltas a esto

La sabiduría sólo se encuentra en gente sencilla, honesta y humilde. Tanto que se sienten que son todo lo contrario y no cesan en su empeño de mejorar.

Aquel que continuamente necesita sacar a la luz sus logros, es que se siente muy pobre.
Aquel que presume con seguridad de algo suyo, es un mono asustado sobre un palo en medio del mar.
Aquel que habla de sí mismo sin que le pregunten me repugna. Será su mente. Como su barba. Cerrada.

Dime lo que tienes ahora. Si sólo puedes hablar del pasado, es que eres un barba cerrada. Como tu mente. O al revés.

Todo lo que merece la pena en la vida es presente, y el presente jamás se tiene.
Hay que lucharlo. Ganárselo constantemente.

El presente es leve, se transforma continuamente, no se puede atrapar y si lo piensas, se escapa y tiene sentido en su sinsentido, en su paradoja.

Por eso escribo en Facebook, para decir que no escribamos más por el Facebook. Salgamos a la calle. Hagamos del mundo un buen sitio para vivir y morir.

No le demos más putas vueltas a esto.

La sabiduría

La sabiduría es simple, amable, espera a que llegue su momento y sin acaparar se comparte.
Duda con alegría, llora serena, ríe oportunamente.
Se enfada con humildad y sólo por tres cosas.
No quiere nada que no desee también para los demás. Se rodea sólo de lo que realmente necesita.
No corre más que el tiempo, no ocupa más que su espacio.
Sólo se ama y se abre.

Subseres

En la noche se escuchan
los sonidos de nuestro subser

Insoportable transcendencia del ser

Tengo tantos sueños
que no puedo dormir

24 mayo 2012

Público

Toda droga sonríe porque nunca estará sola

Bocanadas

Lo he decidido
ayer es tan mañana como hoy
aullidos de universos que creamos lejos del sol

mira la punta del cigarro cómo se enciende con la llama
dime cuándo ocurre
si es distinta a cada una de nuestras combustiones
dime qué fue de ese desafío que se lanza al frente tras cada calada
qué cara ponemos

admiro el humo que se marcha lejos
quemando cuentos de terror
sabiéndose parte de lo que deja
cenizas que dejarán de serlo cuando sean pisadas por cualquiera

Tirándome a dar

Ya sé tocar los días raros
a su ritmo
abriéndolos despacio
flotando
definiendo cada trozo
reconociendo que ya llegaron
familiares
como las sonrisas que desvelan los obsequios navideños
mis propios vicios a la hora de atarme los zapatos
mi forma de pactar cada uno de los lazos
subiendo el ritmo de cada final sin llegar al principio
como monedas que recorren los bolsillos de arriba a abajo
latiendo silenciosas
acelerando cada gota
hasta plantarse en el fondo de los pies

Apéndices

Maldita dulzura
amarilleas mi suelo
me haces sangrar sin reconocer heridas ni espinas
sin respetar mis abismos

23 mayo 2012

Pistas para reconocerse en mitad de una curva

la boca es el remedo de un horizonte ansiado
una línea soberanamente recta, plana y hastiada
paralela a un bordillo decorado con bocas de alcantarillas
y leves caídas convexas en sus extremos

el cuerpo no se mueve
no responde a sus necesidades primarias
se abandona a unos dedos que señalan los estigmas
en que se convierten los pasos, las ventanas, los días

en este reposo bañado en ricino
sólo hay una hoja que cae lentamente
en el interior de las paredes

03 mayo 2012

La camisa y el colador

Tengo tu camisa aquí.
No sé exactamente... ¿En mi memoria? ¿En mi mirada? Es un velo semitransparente que me estampa el mundo recién estrenado de esta mañana de jueves.

Me recuerda a chocolate con especias o quizás con insectos o con restos de siembra...
Y a una infusión Chai con leche y toda la sustancia sólida en la superficie, flotando, sin colar.

Sin colar.
Todo está ahí, en el mismo caldo, fluyendo torpemente, sin saborear, sin segregar. Ganas, sueños, intenciones, deseos, cualidades, oportunidades...

Quiero colar la realidad. Quedarme con lo que me gusta. Bebérmela yo a ella, no permitir que me ahogue.
Quiero cambiar esta rutina urbana, estas frenéticas autopistas de humo y datos, de atascos, de coches y pantallas sin objetivos, sin individualidad, sin conciencia de ida o de vuelta de algo.
Quiero un cambio sustancial, sospechar mi vida más allá de esto.

Quiero un colador.