29 agosto 2011

La adicción que provoca el logro



Sin dudar sobre lo indeseable
echar de menos asomarse al precipicio
temblar sin solución
dejando que te abrace el vértigo
tanto
hasta romper tus propios límites
superar nuevamente el umbral
dejarte vestir por su rigidez
notar su bloqueo
y a la par su constante sismo con rumores de hormigueo

¿por qué esa necesidad
de comprobar nuevamente
cómo se deshacen los azulejos de las paredes del baño
y la abrumadora sensación de carencias?

segregar
poco a poco
a tu propio delincuente
sintiendo su intenso sabor a gasolina
cómo se cuela entre los dientes
y sin remedio hacia la llama te encaminas
dispuesto a provocarlo todo
torcer los ejes de los planetas
retorcer sus atmósferas
hasta prenderlas con fuego de salivas

Inevitable significa que no se puede parar

mascar el vacío
mientras te desnuda el alma
recordar cómo esnifarte el universo y volar
y encender el mar y su oleaje
al saber con seguridad que así
al final
desapareces sin ni siquiera arder
con el silencio de unos dedos que no encontraron su chasquido

observar cómo se acerca el camarero desde muy lejos
y esperar su llegada absorto
reconociendo lentamente
el denso baile del aroma que desprende su bandeja
sobre la punta de tu nariz:
lo imposible
rotundo
servido a trozos en el plato sobre tu mesa
sin pan ni agua
para ti