25 febrero 2012

Guindas


Todo lo que puedo hacer
es acariciarte
un poquito menos que a mí

Cuántas veces
he huido de mí mismo
por amenaza suicida

Dentro de dos horas
se entregan
los próximos extraños del resto de mis días

Con calma


Se chupa todo el brazo
para limpiarse la cara
al compás
de la armónica de Bob Dylan

Salta en sueños junto a un fuego
duerme
con las manos encogidas

Mañana
seguirá inventando costas
y espumas de sol en toda clase de mares

Abre los ojos
con cada crujido de las palabras
con cada brillo de cada letra
con cada silencio que produce cada cerrojo de cada puerta abierta

No hay razón
para tanta ida y vuelta
en un mismo viaje

Al final
sólo se recuerda aquello que se hace

Eterno epitafio


Nada
absolutamente nada muere

Todo
realmente es todo
lo que empieza de nuevo