Tengo tu camisa aquí.
No sé exactamente... ¿En mi memoria? ¿En mi mirada? Es un velo semitransparente que me estampa el mundo recién estrenado de esta mañana de jueves.
Me recuerda a chocolate con especias o quizás con insectos o con restos de siembra...
Y a una infusión Chai con leche y toda la sustancia sólida en la superficie, flotando, sin colar.
Sin colar.
Todo está ahí, en el mismo caldo, fluyendo torpemente, sin saborear, sin segregar. Ganas, sueños, intenciones, deseos, cualidades, oportunidades...
Quiero colar la realidad. Quedarme con lo que me gusta. Bebérmela yo a ella, no permitir que me ahogue.
Quiero cambiar esta rutina urbana, estas frenéticas autopistas de humo y datos, de atascos, de coches y pantallas sin objetivos, sin individualidad, sin conciencia de ida o de vuelta de algo.
Quiero un cambio sustancial, sospechar mi vida más allá de esto.
Quiero un colador.