19 junio 2012

Cree en lo que creas

Sentir el peso de un silencio, de una mirada
de la inabarcable mentira del nunca y del siempre
o del roce de un beso
puede ser tan bello como hiriente

responsable
nada es eterno
hazte presente

Las sombras no saben del amor

Decias que todos sabian la respuesta
tratabas de esconderte
y no hallabas la respuesta
cruzando los mares de la luz
el sol en la cabeza

Clavas los demonios con estacas de madera
pagabas tus ofrendas con licores de cereza
la sombras no entienden de tristeza
no saben del amor

Juntas ideas que pueden explicar las cosas
casi consigues contar alguna historia sobre ti

Ciertas respuestas parecen alejarse siempre
algunas preguntas sólo hay que saber hacerlas bien
Sólo hay que saber hacerlas bien

Ciertas respuestas parecen alejarse siempre
algunas preguntas sólo hay que saber hacerlas bien

Montones de nubes limpiando las mareas
tus ojos perdiendo la vista y la paciencia
flotando tu pelo en mi memoria
y el cielo en mi bragueta

[Piratas - Respuestas]

14 junio 2012

Carta a los jóvenes, de Carlos Slim

[...]

La fortaleza y el equilibrio emocional están en la vida interior y en evitar aquellos sentimientos que corroen el alma, tales como la envidia, los celos, la soberbia, la lujuria, el egoísmo, la venganza, la avaricia, la pereza, y son veneno que se ingiere poco a poco.

Cuando den, no esperen recibir. “Queda aroma en la mano que da rosas”, dice un proverbio chino. No permitan que sentimientos y emociones negativas dominen su ánimo. El daño emocional no viene de terceros, se fragua y desarrolla en nosotros mismos.

No confundan los valores ni menosprecien sus principios. El camino de la vida es muy largo, pero se transita muy rápido. Vivan el presente intensa y plenamente, que el pasado no sea un lastre, que el futuro sea un estímulo. Cada quien forja su destino y puede influir sobre la realidad. No la ignoren.

Vivan con sentimientos y emociones positivas como el amor, la amistad, la lealtad, el valor, la alegría, el buen humor, el entusiasmo, la paz, la serenidad, la paciencia, la confianza, la tolerancia, la prudencia y la responsabilidad. Los opuestos que no invadan el alma, que duren poco en su ánimo, no los dejen alojarse, aléjenlos. Muchas veces cometerán errores, es usual y humano, traten siempre que sean menores, acéptenlos, corríjanlos y olvídenlos. No se obsesionen por ellos, el cielo y el infierno están en nosotros. Lo que más vale en la vida no cuesta y cuesta mucho: el amor, la amistad, la naturaleza y lo que sobre ella ha logrado el hombre de formas, colores, sonidos, olores que percibimos con nuestros sentidos, sólo puede ser apreciado cuando estamos anímicamente despiertos.

Vivan sin miedos y sin culpas; los miedos son los peores sentimientos del hombre, lo debilitan, lo inhiben a la acción y lo deprimen, y las culpas son un lastre enorme en nuestro pensar, al actuar y en la vida. Hacen difícil el presente y obstruyen el futuro. Para combatirlos, seamos sensatos y aceptémonos como somos, con nuestras realidades, nuestros méritos y nuestras penas.

La ocupación desplaza a la preocupación y los problemas, al enfrentarlos, desaparecen. Así, los problemas deben hacernos cada vez más fuertes. De los fracasos, aprender y los éxitos deben ser estímulos callados. Actúen siempre conforme les dicte su conciencia, pues a ésta nunca se le engaña. Los miedos y las culpas, entonces serán mínimos. No se encierren, ni arruinen su vida, vívanla con la inteligencia, el alma y los sentidos despiertos y alertas; conozcan sus manifestaciones y edúquense para apreciarla y disfrutarla.

El trabajo bien hecho no es sólo una responsabilidad consigo mismos y con la sociedad, es también una necesidad emocional.

Al final nos vamos sin nada, sólo dejamos nuestras obras, familia, amigos y, quizá, una positiva influencia, por lo que en ellos hayamos sembrado.

Con mis mejores deseos,
Ing. Carlos Slim Helú.

Click aquí para saber quién es Carlos Slim Helú

Grabando mi nombre en una bala - 126

No llega antes el que va más rápido sino el que sabe a dónde va.
[Séneca]

08 junio 2012

Por las calles con un cuchillo verde

Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.

[Pablo Neruda - Walking around]

04 junio 2012

El aroma y la memoria

Todas las habitaciones y estancias del hotel Uma, en el reino budista de Bután, olían a una mezcla de eucalipto, geranio y pipermín. Al abandonar el hotel cada huésped era obsequiado con un pequeño frasco de aceite con ese aroma peculiar para que acompañara al viajero en su memoria. Ese aceite dorado me lleva ahora a los días vividos en aquel país de la felicidad, en un valle del Himalaya, donde en las cunetas y en los prados crece espontáneamente la marihuana, que devoran las cabras, las vacas y los cerdos. Aunque en Bután está prohibido fumar, basta con tomarte un filete para ascender a la cima de la nieve más alta sin abandonar la hamaca. Creía que regalar el aroma del hotel a los huéspedes en su despedida como la llave de un recuerdo feliz, era una cota espiritual de aquellas almas budistas tan delicadas, pero, al parecer, ese método de captación por el olfato ha sido incorporado también por las empresas capitalistas más evolucionadas cuyas oficinas, despachos y salas de juntas se hallan impregnadas de un olor propio, muy sensitivo, que acompaña siempre a sus ejecutivos y empleados, donde quiera que se hallen, y les obliga a reaccionar con el reflejo del perro de Pavlov. Ese aroma les servirá siempre de acicate para rendir más. Hasta las cumbres incontaminadas del reino de Bután, pobladas de monjes color sangre que desfilaban ronroneando y tocando las esquilas bajo los abetos, no llegaba el verdadero hedor de la humanidad. En Katmandú olían a carne quemada las escalinatas del río Bagmati, donde ardían los cadáveres ante los saltos mortales que daban los monos sobre las piras. Más abajo en Calcuta se extendía la vida a ras de la muerte. La resistencia de la gente ante el dolor; la sorpresa de sentirse vivos al final del día; la travesía de la noche como una conquista expandían un olor fermentado. Ciertamente nuestro país no despide el aroma a eucalipto, a geranio y a pipermín de aquel valle del Himalaya. Entre los recuerdos sensoriales que se trae uno de aquel viaje, el hedor escalfado que arrastraba la corriente del Ganges, es el más apropiado para explicar la tragedia económica de empresas y bancos quebrados, la corrupción e idiotez política que preside nuestra desesperación ante un horizonte cerrado.

[Manuel Vicent - El olfato]

03 junio 2012

Querido diario

Me agarra por la cintura sin pedirme permiso
y no me quejo
agradezco su empuje acompasando mis pies a los suyos
soltando los músculos me acuesto sobre su aliento
y nos deslizamos por mis rincones
charcos, cuadernos, ventanas



imparable como el último vagón del día
como quien fotografía cadáveres en la periferia
como el que apura sus horas antes de la ejecución

pretende mostrarme todo lo que pierde el corazón al sacudirme el barro de los pies

día a día la voy acostumbrando a no tener que copular siempre en el centro de la cama
a poder acariciarnos las manos sin las manos
a poder sonreír escondiendo el sabor a dudas

ya sabe dar los besos de buenas noches sin rabia
ya sabe serpentear por mi tripa sin confundir el miedo con el hambre

me sigue vendiendo esos malditos espejos que nublan la vista para ver mejor

y jugamos a adivinar cómo será el próximo azote del viento
mientras tocamos cada vértebray escuchamos los chasquidos

no queda otra que respirar

me lo agradece cada vez que nos vemos en la oscuridad
anida entre mis huesos

dormimos juntos
como siameses