01 julio 2011
Universos - 13
Todo lo que me ocurre es sagrado. Un nuevo instante de vida que me he entregado.
[Fotografía: Howard Schatz]
Vivir es jugar con el yo-yo
Si hablo de lo que siento, sólo puedo hacerlo en primera persona.
Sólo yo siento lo que siento yo.
No es que yo no te tenga en cuenta. Es que tú eres otro estímulo más que siento. Tú eres también lo que siento yo. Claro que te tengo en cuenta, ya que te siento. Me aportas, me enriqueces, me das... Pero sigo siendo yo. Porque desde que la palabra o el gesto o la energía sale de ti, ya no eres tú... Fluye y si lo capto y lo integro ya forma parte de mí, de mi yo.
Yo no siento lo que sientes tú. Aunque me lo transmitas con palabras seguirá siendo lo que siento yo a través de tus palabras.
La realidad nunca dejará de estar filtrada por mi mirada subjetiva y limitada por mi yo.
La realidad está limitada por mi yo. Mi yo es limitado. Mi yo es mi ego. Mi ego pretende que tú sientas igual que él, o sea, que yo.
Mi alma no. Mi alma es infitita. Deja hablar al ego, a mi yo y permite que tú dejes hablar a tu ego y no pretende que ambos egos coincidan.
Quiero que mi alma juegue con el yo-yo. Lo maneje para que hable más ella que él. Así me siento más pleno y en contacto con todo.
El ego, limitado, coarta, estrecha, reduce mi contacto porque lo que no le encaja, lo rechaza. Él quiere poder. Lo que no se lo aporta lo aparta de mi camino.
El alma, infinita, me conecta con todo. Ella quiere amor. Fluye, no aparta las cosas. Esquiva, no confronta. No hay choque. No hay lucha, no hay pelea. Hay camino hacia adelante.
La visión del mundo de cada persona
es tan única como sus huellas dactilares.
No hay dos personas parecidas.
No hay dos personas que entiendan
la misma frase de la misma manera...
Por tanto, al tratar con la gente,
intenta no adaptarla
a tu idea de cómo debería ser...
[Milton Erickson]
[Ilustración: DNA11]
[Fuente: blog 'Sincronía'. Hay ocasiones, como esta, en que es tan sincrónico...]
Sólo yo siento lo que siento yo.
No es que yo no te tenga en cuenta. Es que tú eres otro estímulo más que siento. Tú eres también lo que siento yo. Claro que te tengo en cuenta, ya que te siento. Me aportas, me enriqueces, me das... Pero sigo siendo yo. Porque desde que la palabra o el gesto o la energía sale de ti, ya no eres tú... Fluye y si lo capto y lo integro ya forma parte de mí, de mi yo.
Yo no siento lo que sientes tú. Aunque me lo transmitas con palabras seguirá siendo lo que siento yo a través de tus palabras.
La realidad nunca dejará de estar filtrada por mi mirada subjetiva y limitada por mi yo.
La realidad está limitada por mi yo. Mi yo es limitado. Mi yo es mi ego. Mi ego pretende que tú sientas igual que él, o sea, que yo.
Mi alma no. Mi alma es infitita. Deja hablar al ego, a mi yo y permite que tú dejes hablar a tu ego y no pretende que ambos egos coincidan.
Quiero que mi alma juegue con el yo-yo. Lo maneje para que hable más ella que él. Así me siento más pleno y en contacto con todo.
El ego, limitado, coarta, estrecha, reduce mi contacto porque lo que no le encaja, lo rechaza. Él quiere poder. Lo que no se lo aporta lo aparta de mi camino.
El alma, infinita, me conecta con todo. Ella quiere amor. Fluye, no aparta las cosas. Esquiva, no confronta. No hay choque. No hay lucha, no hay pelea. Hay camino hacia adelante.
La visión del mundo de cada persona
es tan única como sus huellas dactilares.
No hay dos personas parecidas.
No hay dos personas que entiendan
la misma frase de la misma manera...
Por tanto, al tratar con la gente,
intenta no adaptarla
a tu idea de cómo debería ser...
[Milton Erickson]
[Ilustración: DNA11]
[Fuente: blog 'Sincronía'. Hay ocasiones, como esta, en que es tan sincrónico...]
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