07 noviembre 2010
Ahora que lo iba a lograr - 22
Una ciudad gris
devastada
y un colibrí
como una mosca
atrapada
en la hostil
frialdad del vidrio
que taladra
nuestra mirada
Él
pequeño y delicado
sólo pretende huir
de una tierra marchita
que ya
sólo ladra.
[Fotografía: Diesdre]
Ojos mudos
intento de blanco y me excito…
me prendo de tu mano
y hago el viaje
en tu maleta de seguridad
se siembra en mí una calle desconocida
busco geometrías imposibles
empiezo a dibujar mis propósitos
de riquezas, sin referencias
el aire se adapta a mi molde
relajándome
la luz teje su abrigo en mi rostro
reconfortándome
deseo que dure cien lustros
esta torpe libertad
para después caer al instante
cuando digas, volveré
ingrávida mano sin ojos
engullo con mis dedos:
arañazos de ciudad
se instalan bajo mis uñas,
sobre mis yemas
rugosidad, relato de historias
de mi propia memoria
sólo la nada huele a nada
pureza en un espacio que reconozco
como mío
donde nadie llega
ni el sol, ni el mañana
mi mundo amorfo:
de amorfa ceguera,
de amorfas sustancias
quiero montarme en ese olor
en ese rojo que me da calor
y plantarlos en el mapa
respirar su abrazo fugaz
palimsepto en mi interior
huellas sobre mi huella
me confían sus mentiras
y calman mi sed
deshojo la ciudad
voraz rastrillo
con el que alimento
mis esqueléticos sentidos
me invento en cubos abstractos
trasbordo nostálgico
que me despide del tiempo
y del espacio
y me sumerjo en una cama
oscura
infinita
con botones de texturas siempre impares
que registro como un beso ruin
paseo por la ciudad que imita
a mis pueblos de infancia y juventud
y amanezco
nuevamente,
enredado en recuerdos
ejercicio de sosiego
si un olor se mueve,
yo también me muevo
y sigo a su alrededor
me acomodo entre mis obstáculos
pasión por provocarme,
por invadir mi interior
para ahogarme en una orilla contaminada
de sensaciones
y pienso
no necesitaré ver nunca más
no necesitaré ver nunca más
mis ojos llenos de agua
manos ricas
sucias a la vista,
son cuentos del barrio,
sabores de patio y corralón
de áspero trago
recreo sombrío
de cal y humedad gastada
soy tan frágil allí
que sigo la luz
en mi desorientación constante
lo olvido a cada paso
y acoto una vez más mi espacio
toco, rastreo y mido
cuántos rayos de sol necesito
para divagar sin andar en exceso
rumores de huida en mi cabeza
tanta verdad por interpretar,
tantos extremos por contrastar
¿para qué mirar por debajo?
necesito malgastar mi oscuro tiempo
en atrapar volatilidades
nado con miedo adoquinado
en carreras y saltos a un mar vacío
con posturas de insecto mutilado
una y otra vez
vuelo y caigo dentro de mi estómago
con mi frente al sol
y con el pudor olvidado bajo los párpados
me encontré afortunado
por ver con mis dedos
mundos en los que nadie repara
tú tampoco
pero no lo escondí todo allí
traje para mostrar
trozos de sensaciones
ya perdidas en mis impulsos,
en mi aliento
ahora están dentro de vosotros
atrapadlos, masticadlos y tragadlos
ojos mudos no hablan,
ni entorpecen,
ni prejuzgan
[publicado el 24 de mayo de 2005]
[fotografía: Cozuk]
Grabando mi nombre en una bala - 26
Siempre es la mano y no el puñal
[...]
La noche en vela va cruzando el mar
porque los sueños viajan con el viento
[...]
Me perdí en un cruce de palabras
me anotaron mal la dirección
ya grabé mi nombre en una bala
ya probé la carne de cañón.
ya lo tengo todo controlado
y alguien dijo 'no, no, no, no, no'
que ahora viene el viento de otro lado
déjame el timón
y alguien dijo 'no, no, no'
Lo que me llevará al final
serán mis pasos, no el camino
[...]
Siempre es la mano y no el puñal
nunca es lo que pudo haber sido
No es porque digas la verdad
es porque nunca me has mentido.
No voy a sentirme mal
si algo no me sale bien
He aprendido a derrapar
y a chocar con la pared.
Que la vida se nos va
como el humo de ese tren,
como un beso en un portal
antes de que cuente diez.
Y no volveré a sentirme extraño
aunque no me llegue a conocer
[...]
[Fito & Fitipaldis - Antes de que cuente diez]
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