05 agosto 2011

Un lugar para sentirse a salvo



crujir como lo hace la lluvia
o estar mirando detrás de la ventana
cómo caen las horas insondables
una tras otra
sin remedio alguno
y entonces volver a llevar un traje demasiado grande
entre colores apagados y polillas
con la luz tenue de la tarde
hirviendo al final del patio
los recuerdos sin lavadoras
la cocina a fuego lento
y las plantas afuera vivas
el viento frío en la casa revive los niños que guardamos dentro

la calle se enciende como un fósforo
y huele a flores blancas
las mujeres son crines salvajes
y los hombres humo
el mundo está firme en sus dudas
se oye una carcajada que lo rompe todo a la mitad
y sin embargo sé
que hay un lugar para sentirse a salvo

[Isabel García Mellado]