20 junio 2011

A pasos de sensaciones vetustas



Es una sensación vetusta este embaucamiento
de emociones bipolares, lentas y pegajosas
de este tiempo de los días raros que late y confunde su costa

comparto mesa y mantel
te arrimo la silla y sonrío en tus cenas ajenas
que son las mías

tu copa lleno
tus migas miro

limpio mis labios con una servilleta tan blanca
que me deslumbra y termino percibiéndola negra
bajan por mi garganta miles de hormigas como si pusiera la boca en la tierra
se mueven en mi vientre
escarban, se enredan y se hacen piedras

Llega el postre
yo ofrendo verdes caladas, palabras rojas,
fruta y vino de mis sentidos diluidos
que lanzo al agua para que enciendan el río

allá van al mar
al mar abierto
abierto a todo
en busca de nada

el hombre del saco les consiguió comida
les hizo una barca revestida de baldosas amarillas
para estar siempre en el camino

navegan de memoria los mapas que dibujé contigo

y en mitad de esta virtud
que es jueza, condenada y verduga
otra vez me encuentro en la fusión más dura
cuatro brazos que se funden con maldita dulzura

y así llueven todos los mundos por dentro
no se quieren despegar las manos
el cuerpo grita estruendosos silencios
que tiemblan cegando los muros
que después serán el escudo humano
el movimiento brusco

Al final, el regreso
cantando a dúo la misma canción de vuelta
arrastrando silencios, palabras y realidades
maduras e incipientes, clarividentes y tuertas
sin saber aún cómo hacerlas nutrientes llaves para esta inmensa puerta

me preño de mí
me llevo en el vientre
hago invisibles piruetas y muecas
me acaricio hasta los dientes
escucho mi silencio
todo se vuelve eco
húmedo, denso, caliente

hasta darme a luz
luz natural
volver a la tierra
a plantar un árbol y regresar al mar
al empuje del viento que vuelve a insistir
que nos digamos que nada mande
que mi suerte es lo que te hace grande

[Fuente inspiradora: Vetusta Morla]