26 enero 2012
La noria del guardían
La atención usando la presidencia
cuadros que son fotos de periódicos en las pantallas
¿Qué hacer sin poder charlar para nada?
La boca sin lavar llena de fresas saladas
jauría de dedos arrugando el entrecejo de cada mirada
Balas y abejas rondando sublimes cofres con oxidados tesoros
¿Quién sabe a qué altura se encienden los relámpagos que encienden las platas?
Se clava mi lengua en cualquiera de las frutas maduras
me miro el cielo sembrado en otras tierras
y me quedan mucho más que piernas abiertas codificándome mis propias señales
y ombligos como déspotas espirales que sólo respiran si me tragan
No me caso con ninguna chaqueta si no me convencen sus botones
Para eso
tengo mis trajes de luces
mis ásperas astas
mis medias toneladas de afilado albero
y brindo
por la noria incesante de mi ciego guardián
y le doy la espalda, los muletazos y la estocada
y destilo de mis venas mi propio vino
y consumo sorbo a sorbo lo que era, lo que soy, lo que seré
exhausto
agarrado con ambas manos
al borde ajustado
de mi montera
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