01 enero 2011

Para saber...



Para saber de mí escribo perdido en la blancura
y apenas veo mi sombra en esta claridad.

Las palabras, entendidas a medias,
van marcando su huella con vida propia, libres,
y yo las voy siguiendo en un intento de adueñármelas,
de hacerlas mías, saber algo de lo que soy y sueño,
encontrar la certeza de mis dudas,
para saber dónde pongo mis pies y mi mirada
y conocer, al menos, algo del mí perdido.

Sabiendo que soy yo el que esto escribe,
me voy diciendo cosas, hablando con mis otros,
escuchando el silencio de mis pasos,
con los sentidos abiertos, abarcando la vida,
sigo, obstinado en saberme para ser más yo mismo,

Hoy, esta tarde de silencio y de lluvia, he encontrado,
de nuevo, la mirada del niño que aflora y se abre,
y me hace sentir que soy un presente continuo
(el pasado no es más que ese presente eterno).

He visto, esta tarde de lluvia silenciosa,
al socaire de la palabra escrita, la voz nunca perdida
que me susurra que siga la línea de mi vida,
que es ancha mas tiene su sentido, el propio,
el que me ha de llevar a la verdad de lo que soy,
llevarme a mí, a ese ser hecho del amor de los míos,
del sabor de mis cosas, de mi tiempo ganado.

Y así, esta tarde de lluvia que no cesa,
bajo el gris tamizado que me inunda,
sospecho que mi apariencia apenas oculta lo que soy,
que soy uno y otro que es el mismo.

Mas lo que importa es el encuentro
y seguir el camino que al fin he construido.

[Poema e ilustración: Víctor Marín González]