27 agosto 2010

Acariciando aceras - 71



cuatro días a la semana
los dos planetas acarician
las ocho patas de la araña
y los cinco sentidos se envician
como siete enanos en la madrugada

mientras...
uno se entretiene e imagina
cómo le sonreiría la luna
si la recotaran cuadrada

24 agosto 2010

Acariciando aceras - 70



La mayor parte del universo
es vacío
e invisible

[ ]

la ceguera
de quererlo ver
para hacerse hierro
y no oxidarse

la mudez
que desata los nudos
de la flora del estómago
y escupe por un embudo

los sordos
que se dejan llevar
por los acolchados
sonidos de la evasión

[ ]

Acariciando mis delirios
siento
luego insisto.


Acariciando aceras - 69

duele la certidumbre que da el placer de la incertidumbre
tanto más [...] cuanto más [...]

de piedra a agua
de regazos a cuello
de bloqueo a fluir
de madre a puta
de niño a hombre
de pubis a labios
de desamparo a protección
de oscuridad a luz
de sed a lluvia
de desgarrar a pintar
de quiebros a círculos

entrega tu alma y muere en el intento y así vivirás para siempre
salva tu alma y vive en el intento y así morirás para siempre



No somos más
que una gota de luz,
una estrella fugaz,
una chispa, tan sólo,
en la edad del cielo.

No somos lo
que quisiéramos ser,
sólo un breve latir
en un silencio antiguo
con la edad del cielo.

Calma,
todo está en calma,
deja que el beso dure,
deja que el tiempo cure,
deja que el alma
tenga la misma edad
que la edad del cielo.

No somos más
que un puñado de mar,
una broma de Dios,
un capricho del sol
del jardín del cielo.

No damos pie
entre tanto tic-tac,
entre tanto big-bang,
sólo un grano de sal
en el mar del cielo.

[Jorge Drexler - La edad del cielo]

¿Por qué el ego teme cambiar?

Alejandro Jodorowsky:

Para responder a esta pregunta que me hace por tuit una amiga, debo contar una pequeña historia:

“Un cazador, que buscaba la pista de un león, preguntó a un leñador si había visto huellas del felino. Este le respondió: “Conozco el sitio donde se cobija. ¡Voy a mostrarte al león mismo!” El cazador se puso blanco y, entre castañeteos de dientes, confesó: “Sólo busco la pista y no al león”.

Esta historia puede ser aplicada a aquellos que buscan el Conocimiento. Para aprender se necesita, primero, saber que se puede aprender; segundo, ser maestro de sí mismo para poder aprender; y tercero, estar dispuesto a aceptar el cambio que provocará el Conocimiento… Gran parte de la falta de aprendizaje es la creencia de que no se tienen capacidades para aprender. Luego, la pereza de creer que todo se recibirá de un Maestro. Y por fin, el miedo al cambio que hace que el discípulo luche contra aquello mismo que quiere aprender.

¿Por qué el cambio aterroriza? Nuestro Ser esencial es ilimitado y participa de la eternidad universal. Nuestro limitado Ego, con angustia quiere perdurar, quedándose dentro de sus límites para siempre, igual a sí mismo. Mas, para ser inmortal, tiene que conocer y eso lo llena de terror, pues si le dice a su Esencia: “Tengo miedo de morir, ¿qué debo hacer para impedirlo?” Ella le contestará: “Si quieres alcanzar la eternidad, debes primero morir, Sólo cambiando radicalmente, eliminando tus amarras al pasado, abandonando los intereses que te atan a lo que posees, perdiendo tu “personalidad”, tu nombre, tu rostro, tus ideas, muriendo en vida para otra vez nacer, es decir mutando, podrás salvarte.

Así como el cazador sigue las huellas pero rehuye enfrentarse al león, el Ego teme enfrentarse al Conocimiento. Para perdurar, debe dejar de ser tal cual es. Para cazar al león debe dejar que este se lo coma. El Ego debe disolverse en el Ser esencial. La bestia duerme en su caverna. Él tiene que entrar en la oscuridad y despertarla. Cuando el león se despierta, el cazador se esfuma.

[Fuente: Plano creativo]



[Ego - Sandra Marie Santayana]

Grabando mi nombre en una bala - 12

La luz del sol me pertenecía de nuevo. Me tocaba disfrutarla. Sentado en una silla, al borde del césped, mi compañero de clase se puso a hablar del destino con elocuencia. No se habla del destino más que en los momentos en que ya no es necesario.
[Gao Xingjian]



[Joan Miró - Vuelo de pájaros]

20 agosto 2010

Acariciando aceras - 68

La punta del lápiz es un soldado
barriendo rescoldos críticos
en este suelo que arde

Enhebro el humo anaranjado
con los escozores de cítricos
que salpican las tardes


[Pintura de Pollock]

Aquí



Quisiera ser de goma
y tomarme la vida a broma
o que la acera me trague
y las farolas se apaguen
o reencontrar mi alma
como un mar en calma
o dejar de sentir
desconocer qué tengo en mí
o contar desde el principio
y asomarme al precipicio
o acurrucarme en tu ombligo
y morir de amor contigo
o dejar de escribir
y olvidarme aquí.

19 agosto 2010

Preguntas a Alejandro Jodorowsky

- A amar, ¿se aprende?
- Todos los sentimientos sublimes están en uno: el amor profundo, incluso la iluminación. Uno aprende a despejar las nubes, los sentimientos adquiridos por la sociedad, la familia y la cultura. Esos sentimientos no son los sentimientos reales de uno. Para amar, uno tiene que aprender a amar en el sentido de dejar circular lo que está estancado. Dar fluidez al sentimiento y dejarlo expresarse. A abrir los límites se aprende: a no tener vergüenza de amar, a no tener vergüenza de lo sublime.

- ¿Cómo se aprende?
- Aprender es aceptar el cambio. No hay una verdad que se te dé: el saber son elementos que te ayudan a desarrollar la conciencia.

Las calles de luna estrecha



¿A qué saben esos besos que no nos supimos dar?
Ahora que estoy más lejos dime la verdad
¿A qué sabe este silencio que no aprende a caminar
por este pasillo estrecho que tú me das?

¿A qué saben los besos que no se dan?
¿A qué saben las cosas que pasarán?

¿A qué sabe el sentimiento que en la boca nos quedó?
Arropa este último beso que esta vez lo pago yo
¿A qué sabe esa mirada que no quisimos cruzar?
Cállate y no digas nada que es mejor
mejor callar

¿A qué saben los besos que no se dan?
¿A qué saben las cosas que pasarán?

Desnudo de sentimiento te entrego mi rendición
Mi sensatez, mi tormento, mi vida sin solución
Te juro que no es lamento. Es rabia de corazón
El mejor vino que tengo de mi viejo bodegón

¿A qué saben los besos que no se dan?
¿A qué saben las cosas que pasarán?

¿A qué sabe el pan contigo si mi hambre no es de comer?
Es hambre de estar más vivo en tu cuerpo de mujer
Pongamos tierra por medio, distancias al corazón
Y el mundo se hará pequeño, quedémonos tú y yo

Que yo no sé pisar el freno, que no me entiendes
Que yo me valgo de tu sudor pa engrasar mis ejes
Que ya no tengo ni vida propia, ni tengo suerte
Si no sé a qué sabe tu amor
si no sé a qué sabe tu amor

¿A qué saben las cosas que se han perdido?
¿A qué saben los besos que no nos dimos?
¿A qué sabe el destierro si no es contigo?
¿De qué sirve este pájaro malherido?

Las calles de luna estrecha entre tú y yo
Las veces que no supimos pedír perdón
Las noches que se perdieron en tu portal
Las veces que por tus labios pude matar

La iglesia donde no reza mi corazón
La lluvia que no resbala por mi cristal
Las fiestas de vino amargo y de soledad
Los besos que no se compran si no se dan

La puerta que hemos cerrado antes de entrar
Las páginas del pasado sin escribir
La tinta que ya no llena este corazón...

[El hombre gancho - A qué saben]



[El beso - Pablo Picasso]

Acariciando aceras - 67



[Desnudo, hojas verdes y busto - Pablo Picasso]

¿Dónde se va lo que sentimos?
¿Se transforma o permanece?

¿Dónde se agazapan los pensamientos no compartidos?
¿Son sólidos que ruedan? ¿Son líquidos que fluyen?

¿Dónde se conserva el roce de la piel?
¿Somos las personas enchufes con piernas?

¿Dónde se reclaman los besos que no se dan?
¿A qué saben? ¿Son de río o de mar?

Deja todo lo que hagas y escarba a cucharadas los olores del desayuno
Empuja y, si no cagas, serán tus mierdas tragadas sin condimento ninguno