14 septiembre 2010

Ahora que lo iba a lograr - 03

La mirada es un disparo
dicen los fotógrafos

¿Dónde me dejé la munición?
¿En el dulzor de las lágrimas
o en el cajón de la ropa?



[Fotografía de Almudena Power]

De cada viaje me traigo el equipaje perdido



Con el crudo en las bodegas
volveré a buscar
todo el tiempo vivido
que hemos perdido sin protestar
voy a probar primero
al olvido, a lo ajeno
voy a pasar a retiro
de un tiro al culpable de mi soledad

No sé qué quiero pero sé lo que no quiero
sé lo que no quiero y no lo puedo evitar
puedo seguir escapando y aún lo estoy pensando
lo estoy pensando pero estoy cansado de pensar

El marinero de río
no tiene calor ni frío
la ciudad no tiene puerto
y se siente muy vacío
¡Ay, qué pena!
Últimamente ha perdido
su capacidad de sorpresa
en un vaso de cerveza
caliente fue que se la olvidó

Quiero elegir del mapa
un lugar sin nombre adonde ir
será el lugar donde viva
lo que quede por vivir
¡y eso es mucho tiempo!

Por eso de cada viaje
me traigo el equipaje perdido
por eso es que he decidido
nunca olvidar, nunca olvidar

no sé qué quiero pero sé lo que no quiero
sé lo que no quiero y no lo puedo evitar
puedo seguir escapando y aún lo estoy pensando
lo estoy pensando pero estoy cansado de pensar

no sé lo que tengo pero sé lo que no tengo
sé lo que no tengo porque no lo puedo comprar
puedo seguir cantando pero sigo esperando
sigo esperando pero estoy cansado de esperar

no sé qué quiero pero sé lo que no quiero
sé lo que no quiero y no lo puedo evitar
puedo seguir escapando y aún lo estoy pensando
lo estoy pensando pero estoy cansado de pensar

[Andrés Calamaro - Donde manda marinero]

Ahora que lo iba a lograr - 02

Dicen que los ojos
son el espejo del alma

Mantengo los días
acariciando mi enojo
masticando mi calma



[Pintura de Eugenio Salvador Dalí]

13 septiembre 2010

11 septiembre 2010

Acariciando aceras - 79



enciendo olores con tu mano
soplo hasta que se conserva el naranja
y el humo gris se hace denso como un hilo de leche
agarro suavemente la piedra de color de la nube agradable y que bautizó la luna de febrero
y me dejo abrazar por acordes sublimes que ya me subyugaban antes de tu pubertad

escribo y me paro en los cuerpos de cada momento

en las cartas de los restaurantes
en la miel y en las reminiscencias marroquíes
en el dorado oriental mitificado
en las sábanas de mi cama doblada que empequeñece mi cuarto
en el libro que me llena la vida de olas
en la oscuridad al teléfono que convierte mis sueños en líquidos
en los pasos lentos entre girasoles
en el castillo azotados por el viento de nuestro profeta
en los melancólicos retornos nocturnos de cada viaje
en los leves regalos de nieve y la calma de edredones mirando los pozos del fuego
en los desayunos y demás bocados de amor al sol de la feria dejada
en la suerte donada por el dulzor del vino de las camas entre árboles de amarillo pálido
en los bailes acuáticos rotando y rotando con la arena del tiempo que se para
en el juego que trajo nuevos sabores a las mismas salivas más allá de las carnes
en los puentes volando sobre los ladridos de un agua reclamando calma
en las flores agitadas por turbulencias higiénicas y sagradas de los pechos descubiertos
en las despedidas con destino al infierno rotundo de llamas diáfanas como piedras
en las ausencias contigo y con los bolsillos sangrando monedas de silencios que nos abofetean
en mi cabeza asomada por la ventana regando gota a gota los árboles del parque
en las espaldas dándonos la espalda y cargando sacos de palabras rotas
en las cuatro paredes que aprietan los pulsos animales con los aullidos de plata
en los cuerpos anudados en la eternidad del instante sobre un colchón que por fin descansa

10 septiembre 2010

Sólo eres libre si arriesgas

Reírse es arriesgarte a parecer tonto. Llorar es arriesgarte a parecer sentimental. Alargar el brazo para agarrar al otro es arriesgarte a implicarte. Exponer tus ideas o sueños ante una multitud es arriesgarte a perderlos. Amar es arriesgarte a no ser correspondido. Vivir es arriesgarte a morir. Tener esperanzas es arriesgarte a perderlas.

Pero se tienen que correr riesgos. Porque el mayor peligro en la vida es no arriesgar nada. Si no haces nada, si no arriesgas nada, tu existencia se oscurece. Es probable que de este modo evites sufrimientos, pero no vas a aprender, a sentir, a cambiar, a amar ni a vivir.

Encadenado a una actitud de miedo, uno se convierte en esclavo… y pierde su libertad. Sólo eres libre si arriesgas.

Alex Rovira

[Fuente: Plano creativo]

Amarillo, rojo, azul



[Son de la frontera - Bulería del corazón]



[Wassily Kandinsky - Amarillo, rojo, azul]

Listen, listen...



Finding a base
To grow up smart

There's nothing
Like being far away from home to understand
How it's like

Even the phone calls didn't work
Future plans, success and glory?

Blows your mind,
Blows your mind

Strange days have found us
We have to let them go
Next time, next time we're here

Ready, ready, ready
for so long ready

So I feel like a walk,
That's when I walk
So I sleep not,
But I continue dreaming,
Dreamy dreaming

So I'll wait for the desert
And I'll wait for us,
Yes, I'll wait for us
Future and past

And I'll wait for the tide
And I'll wait for us
Yes, I'll wait for us
Future and past

Listen, listen...

I'll wait for the desert
I'll wait for us
I swear to God I'll wait for us

When you realize
I'll wait for the summer day
I'll wait for the tide to stay
I'm waiting for glory
Not much of the story

Drop in my eyes
Drop in my eyes
Drop in my eyes
Drop in my eyes

So I fell like a walk,
That's when I walk
And I sleep not
But I continue
I continue, I continue
I continue...

So I fell like a walk,
That's when I walk
And I sleep not
But I continue
I continue, I continue
I continue...

[Najwa Nimri - I'll wait for us]

Acariciando aceras - 78

Si me paro
puedo dar color

en la luz
a mi sombra

en la oscuridad
a mi alma

08 septiembre 2010

La sabiduría de dividir la vida en días



El mar sólo es un conjunto de olas sucesivas, igual que la vida se compone de días y horas, que fluyen una detrás de otra. Parece una división muy sencilla, pero esta operación, incorporada a la mente, ha salvado del naufragio a innumerables marineros y ha ayudado a superar en tierra muchas tragedias humanas. Recuerdo haberlo leído, tal vez, en alguna novela de Conrad. En medio de un gran temporal, el navegante piensa que el mar encrespado forma un todo absoluto, el ánimo sobrecogido por la grandeza de la adversidad entregará muy pronto sus fuerzas al abismo; en cambio, si olvida que el mar es un monstruo insondable y concentra su pensamiento en la ola concentrada que se acerca y dedica todo el esfuerzo a esquivar su zarpazo y realiza sobre él una victoria singular, llegará el momento en que el mar se calme y el barco volverá a navegar de modo placentero. Como las olas del mar, los días y las horas baten nuestro espíritu llevando en su seno un dolor o un placer determinado que siempre acaba por pasar de largo. Cuando éramos niños desnudos en la playa no teníamos conciencia del mar abstracto sino del oleaje que invadía la arena y contra él se establecía el desafío. Cada ola era un combate. Había olas muy tendidas que apenas mojaban nuestros pies y otras más alzas que hacían flotar nuestro cuerpo; algunas llegaban a inundarnos por completo con cierto amor apacible, pero, de pronto, a media distancia de nuestro pequeño horizonte marino aparecía una gran ola muy cóncava adornada con una furiosa cresta de espuma que era recibida con gritos sumamente excitados. Los niños nos preparábamos para afrontarla: los más audaces preferían atravesarla clavándose en ella de cabeza, otros conseguían coronarla acomodando el ritmo corporal a su embestida y quienes no veían en ella una lucha concreta sino un peligro insalvable quedaban abatidos y arrollados. Con cuanto placer dormía uno esa noche con los labios salados y el cuerpo cansado, abrasado por el sol pero no vencido. La práctica de aquellos baños inocentes en la orilla del mar es la mejor filosofía para sobrevivir a las adversidades. El infinito no existe, el abismo sólo es un concepto. Las pequeñas tragedias de cada día se componen de olas que baten el costado de nuestro navío. La única sabiduría consiste en dividir la vida en días y horas para extraer de cada una de ellas una victoria concreta sobre el dolor y una culminación del placer que te regale. Una sola ola es la que te hace naufragar. De esa hay que salvarse.

['Las olas', extraído de 'El cuerpo y las olas', de Manuel Vicent]