03 enero 2011
Vamos a despertar la canción del presente para no perder el tren de la eternidad.
Prepárense, que vamos a partir.
Este es el tren de la muerte que cruza por la vida.
Vamos a escapar de la nostalgia que nos condena al pasado.
Basta de parientes que nos extorsionan con enfermedades.
¿Qué nos importa el viejo que fuma y fuma y fuma sentado en el umbral?
¿Qué nos importa Malena que llora como ninguna?
¡ Chao a la casita de los viejos ¡ ,
a la esquina donde se pudren los mejores frutos de la vida.
Vamos a despertar la canción del presente para no perder el tren de la eternidad.
Este es el viaje más terrible, el más maravilloso, el más delicioso,
el más absurdo, el más alucinante.
¡Adelante!, pueden subir todos.
Sólo es necesario que hayan nacido,
No importa dónde: en los barrios caros o en los barrios bajos.
Hijos de generales o degenerados.
Explotadores, explotados, dirigentes, dirigidos, presidentes o presidiarios.
Este es el viaje más extraordinario;
Vean qué espectáculo:
A la derecha los reaccionarios, a la izquierda los revolucionarios.
en el medio los hombres, los que deciden su propia vida,
es decir, tres o cuatro.
Enciendan el fuego que comenzó la fiesta, traigan el vino y los tambores,
desaten a la alegría, liberen a la pasión.
Canten y bailen con furia quijotesca, con la misma convicción del Bautista o de Moisés.
Hagan las cosas sólo por amor, porque el que trabaja en lo que no ama,
aunque lo haga todo el día es un desocupado.
Hagan el amor a las mujeres en los ómnibus y en la playas,
a las buenas y a las malas, por la buenas y por las malas.
Y en 9 meses nacerán hijos locos, benditamente locos
y por locos tan libres y por libres tan bellos
que harán un paraíso de este maldito infierno, donde las banderas se pudren
patrióticamente y las madres alimentan a sus hijos para la guerra.
Yo los conozco; hace mucho tiempo que andamos a la deriva en el mar del tiempo.
No sé si se acuerdan de mí. Yo soy Facundo Cabral y ahí no termina la cosa.
Yo soy el hijo de Sara y con eso es suficiente.
Soy el orgullo de mi abuela que es la vergüenza de mi familia.
Por mi abuela comencé a leer la Biblia a la altura de la Magdalena.
Solía decir: "decirle que no a una propuesta de amor es decirle que no al mismísimo
Dios de los Cielos que es el mismísimo amor y yo soy una mujer creyente y respetuosa del Señor"
Mi abuela pensaba que hacer el amor alargaba la vida. Por eso le llamaba la atención que
Borges haya vivido tantos años (por lo menos escribió, hay gente que ni eso).
Soy la peor parte de Isabel que es mi mejor parte.
Ella no puede vivir sin mí y yo la comprendo porque yo tampoco puedo vivir sin mí.
Soy el cantor de un pueblo que no me pertenece. En mi caso si se calla el cantor no pasa nada.
Es decir, que estoy gozando de los serenos privilegios del anonimato.
Y a mi edad con derecho a los incoloros privilegios
del escepticismo. A pensar como pensaba Mark Twain en su madurez que decía:
"A mi edad cuando me presentan a alguien ya no me importa si es bueno, malo, rico, pobre,
negro, blanco, judío, musulmán o cristiano. Me basta y me sobra con que sea un ser humano...
peor cosa no podría ser".
Soy moderadamente argentino y exageradamente Cabral. Algo así como un sargento
underground. Y por mi parte sargento hay gente que me odia: "Mirá por salvar a ese que
salvó cuantos vinieron detrás".
Estoy asombrado de ser parte del asombroso universo y orgulloso del hambre que me mantiene despierto.
Soy inventor de mí mismo, porque esa es la tarea que me ha encomendado el Señor.
El Señor o el diablo, porque son la misma cosa. El diablo es un seudónimo que tiene el
Señor para cuando tiene que crear alguna cosa de dudosa moral para no quemar su buen
nombre, utiliza el seudónimo.
[Facundo Cabral - Ferrocabral - 1ª parte.
La 2ª y 3ª parte están también en youtube.]
02 enero 2011
Grabando mi nombre en una bala - 40
Colores en el aire

Asoman en el vuelo platas y algodones
lilas con rojos, morados, negros y azules
acoge el amarillo al blanco y a la seda con cartulina
silvan con los versos que captan las efímeras formas de los días
... amanece y el suelo se convierte en poesía
[Pintura: Pablo Picasso - Mujer ante el espejo]
[En cursiva, frase de Piratas]
01 enero 2011
Para saber...

Para saber de mí escribo perdido en la blancura
y apenas veo mi sombra en esta claridad.
Las palabras, entendidas a medias,
van marcando su huella con vida propia, libres,
y yo las voy siguiendo en un intento de adueñármelas,
de hacerlas mías, saber algo de lo que soy y sueño,
encontrar la certeza de mis dudas,
para saber dónde pongo mis pies y mi mirada
y conocer, al menos, algo del mí perdido.
Sabiendo que soy yo el que esto escribe,
me voy diciendo cosas, hablando con mis otros,
escuchando el silencio de mis pasos,
con los sentidos abiertos, abarcando la vida,
sigo, obstinado en saberme para ser más yo mismo,
Hoy, esta tarde de silencio y de lluvia, he encontrado,
de nuevo, la mirada del niño que aflora y se abre,
y me hace sentir que soy un presente continuo
(el pasado no es más que ese presente eterno).
He visto, esta tarde de lluvia silenciosa,
al socaire de la palabra escrita, la voz nunca perdida
que me susurra que siga la línea de mi vida,
que es ancha mas tiene su sentido, el propio,
el que me ha de llevar a la verdad de lo que soy,
llevarme a mí, a ese ser hecho del amor de los míos,
del sabor de mis cosas, de mi tiempo ganado.
Y así, esta tarde de lluvia que no cesa,
bajo el gris tamizado que me inunda,
sospecho que mi apariencia apenas oculta lo que soy,
que soy uno y otro que es el mismo.
Mas lo que importa es el encuentro
y seguir el camino que al fin he construido.
[Poema e ilustración: Víctor Marín González]
31 diciembre 2010
Ahora que lo iba a lograr - 27
Acariciando aceras - 94
Ahora que lo iba a lograr - 26

Como hipopótamos en charcos de amor licuado
se levantan las dos aceras, gentes, mesas, sillas
se cierran bares, cines, teatros, restaurantes
'calle Torneo'
Enferman los espejos
Los semáforos reclaman un hogar
Las esquinas son agujeros negros
Cantan las alcantarillas
Desaparece cada cuerpo
y dejo de sentir mi levedad
y ya no encuentro lo que veo
pierdo todo mi sabor
y no recuerdo cómo huelo
Suscribirse a:
Entradas (Atom)