06 febrero 2012
El dónde es un pez secreto
Se puede partir de cualquier cosa, una caja de fósforos, un golpe de viento en el tejado, el estudio número 3 de Scriabin, un grito allá abajo en la calle, esa foto del Newsweek, el cuento del gato con botas, el riesgo está en eso, en que se puede partir de cualquier cosa pero después hay que llegar, no se sabe bien a qué pero llegar, llegar no se sabe bien a qué, y el riesgo está en que en una hora final descubras que caminaste volaste corriste reptaste quisiste esperaste luchaste y entonces, entre tus manos tendidas en el esfuerzo último, un premio literario o una mujer biliosa o un hombre lleno de departamentos y de caspa en vez del pez, en vez del pájaro, en vez de una respuesta con fragancia de helechos mojados, pelo crespo de un niño, hocico de cachorro o simplemente un sentimiento de reunión, de amigos en torno al fuego, de un tango que sin énfasis resume la suma de los actos, la pobre hermosa saga de ser hombre.
No hay discurso del método, hermano, todos los mapas mienten salvo el del corazón, pero donde está el norte en este corazón vuelto a los rumbos de la vida, dónde el oeste, dónde el sur. Dónde está el sur en este corazón golpeado por la muerte, debatiéndose entre perros de uniforme y horarios de oficina, entre amores de interregno y duelos despedidos por tarjeta, dónde está la autopista que lleve a un Katmandú sin cáñamo, a un Shangri-La sin pactos de renuncia, dónde está el sur libre de hienas, el viento de la costa libre de cenizas de uranio, de nada te valdrá mirar en torno, no hay dónde ahí afuera, apenas esos dóndes que te inventan con plexiglás y Guía Azul. El dónde es un pez secreto...
[...]
[Julio Cortázar - Después hay que llegar]
[Fotografía: Chema Madoz]
Por eso el día lunes arde como el petróleo
Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas moradas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
no quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.
[Pablo Neruda - Walking around]
02 febrero 2012
Yo tampoco
Nadie lo sabe
nadie
ni el río
ni la calle
ni el tiempo
ni el espía
ni el poder
ni el mendigo
ni el juez
ni el labriego
ni el papa
nadie lo sabe
nadie
yo tampoco
[Mario Benedetti - Nadie lo sabe]
29 enero 2012
28 enero 2012
Reposo
Pasa todo
de corto pasa el placer
lo amargo pasa de largo
Los adoquines se pulen a cada paso
los muros son testigos de cada arañazo
Una colección de manantiales
en los que recordar
quién es
al ego
Cuelgo mis zapatos en los pasos de cebra
me espero llegar en cada una de mis esquinas
Reposo mis relojes, mis ecos, mis posos
mis sonidos huecos y chirriantes
mis susurros
mis sonidos sordos
Nunca la digestión se hizo a puñetazos
27 enero 2012
Grito
La verdad
es que todo es mentira
incluso aquello que parece falso.
Lo sé
desde que invoco a mi Dios
para que rece por mí.
26 enero 2012
La noria del guardían
La atención usando la presidencia
cuadros que son fotos de periódicos en las pantallas
¿Qué hacer sin poder charlar para nada?
La boca sin lavar llena de fresas saladas
jauría de dedos arrugando el entrecejo de cada mirada
Balas y abejas rondando sublimes cofres con oxidados tesoros
¿Quién sabe a qué altura se encienden los relámpagos que encienden las platas?
Se clava mi lengua en cualquiera de las frutas maduras
me miro el cielo sembrado en otras tierras
y me quedan mucho más que piernas abiertas codificándome mis propias señales
y ombligos como déspotas espirales que sólo respiran si me tragan
No me caso con ninguna chaqueta si no me convencen sus botones
Para eso
tengo mis trajes de luces
mis ásperas astas
mis medias toneladas de afilado albero
y brindo
por la noria incesante de mi ciego guardián
y le doy la espalda, los muletazos y la estocada
y destilo de mis venas mi propio vino
y consumo sorbo a sorbo lo que era, lo que soy, lo que seré
exhausto
agarrado con ambas manos
al borde ajustado
de mi montera
25 enero 2012
Rapsodia
Masturbación
de imágenes propias
Nada
en el frigorífico salta y se me cuela por la boca
El gato
juega en la cocina con la pinza que se fue
La ventana
es la que maúlla
Duermes
quejándote del frío trasero
Lo lamento
Hoy
es menos que en la cabeza
¿Quién conoce a fondo un corazón?
Cierro los ojos
Blanco polar
Frío de congelador detrás de los párpados
sólo unas líneas en la esquina superior izquierda dan calor
La mano izquierda
satisface a la nariz
Los ojos
buscan la almohada
Se pierde la consciencia con el rayo verde
El tigre
cuidando la flor de la meceta
me mira y señala la puerta
Caigo de sueño
en la alfombra roja
sin tocar la tierra
Todo se envuelve en sospecha
la verdad es difusa delante de la pupila
Las lenguas ágiles
están nerviosas
ansiosas
no saben guardar saliva
ni silencio
vigilan
no se fían
están delante y detrás del aire
no están tranquilas
Son lenguas de primera fila
[Fotografía: James Christopher]
21 enero 2012
Lo único real es el hueco que queda en el papel
No hay que llorar porque las plantas crecen en tu balcón,
no hay que estar triste
si una vez más la rubia carrera de las nubes te reitera lo inmóvil,
ese permanecer en tanta fuga. Porque la nube estará ahí,
constante en su inconstancia cuando tú, cuando yo
-pero por qué nombrar el polvo y la ceniza.
Sí, nos equivocábamos creyendo que el paso por el día
era lo efímero, el agua que resbala por las hojas hasta hundirse en la tierra.
Sólo dura la efímero, esa estúpida planta que ignora la tortuga,
esa blanda tortuga que tantea en la eternidad con ojos huecos,
y el sonido sin música, la palabra sin canto, la cópula sin grito de agonía,
las torres del maíz, los ciegos montes.
Nosotros, maniatados a una conciencia que es el tiempo,
no nos movemos del terror y la delicia,
y sus verdugos delicadamente nos arrancan los párpados
para dejarnos ver sin tregua cómo crecen las plantas del balcón,
cómo corren las nubes al futuro.
¿Qué quiere decir esto? Nada, una taza de té.
No hay drama en el murmullo, y tú eres la silueta de papel
que las tijeras van salvando de lo informe: oh vanidad de creer
que se nace o se muere,
cuando lo único real es el hueco que queda en el papel,
el golem que nos sigue sollozando en sueños y en olvido.
[Julio Cortázar - A una mujer]
no hay que estar triste
si una vez más la rubia carrera de las nubes te reitera lo inmóvil,
ese permanecer en tanta fuga. Porque la nube estará ahí,
constante en su inconstancia cuando tú, cuando yo
-pero por qué nombrar el polvo y la ceniza.
Sí, nos equivocábamos creyendo que el paso por el día
era lo efímero, el agua que resbala por las hojas hasta hundirse en la tierra.
Sólo dura la efímero, esa estúpida planta que ignora la tortuga,
esa blanda tortuga que tantea en la eternidad con ojos huecos,
y el sonido sin música, la palabra sin canto, la cópula sin grito de agonía,
las torres del maíz, los ciegos montes.
Nosotros, maniatados a una conciencia que es el tiempo,
no nos movemos del terror y la delicia,
y sus verdugos delicadamente nos arrancan los párpados
para dejarnos ver sin tregua cómo crecen las plantas del balcón,
cómo corren las nubes al futuro.
¿Qué quiere decir esto? Nada, una taza de té.
No hay drama en el murmullo, y tú eres la silueta de papel
que las tijeras van salvando de lo informe: oh vanidad de creer
que se nace o se muere,
cuando lo único real es el hueco que queda en el papel,
el golem que nos sigue sollozando en sueños y en olvido.
[Julio Cortázar - A una mujer]
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