03 octubre 2010

Acariciando aceras - 84

La certeza
que encierra esta verdad
está disuelta en zig zag

Navego
buceo
naufrago...

No la veo

Salgo del agua
y la encuentro
en el sabor de mi piel

Ahora que lo iba a lograr - 20

Sin luz
artificial
se ven mejor las estrellas

Costumbre

Rara vez
encuentro extraña
esta incertidumbre

Sin prisas

Cada vez
que te alejas
me dejas

Presente

Desde que te conocí
no conozco otra manera
de conocerme a mí

Ahora que lo iba a lograr - 19

Gestos
guardando el silencio
de un corazón desmembrado de palabras

02 octubre 2010

Ahora que lo iba a lograr - 18

Con la mirada perdida
encuentro
lo que observo
lo que siento
sin la deriva del verbo

Acariciando aceras - 83

Hace, aproximadamente,
tan sólo un instante
es cierto: no estaba
presente
delante

Había salido a buscarme
y me encontré
no me había ido sin esperarme

Estaba la habitación limpia,
la cama hecha
el armario recogido
los libros ordenados
y mis dibujos al sol
con la ropa blanca tendida

Ahora miro las gaviotas desde la orilla

30 septiembre 2010

Señales de humo con Gregor Samsa - 08

El viento no despeina. La nieve no congela. La lluvia no moja. La niebla no oculta. El sol no quema.

Es la actitud.



[Ilustración: Pilar Rivero y Víctor Marín]

Guardo una tarde de sol por si hace falta, ese es un tesoro que nadie podrá arrebatarme

Qué pena no ser ave de paso, ni derrota de carta marina
Qué dulce ser el trapo blanco henchido al viento del velero que alegre se encabrita
Qué lento ser ciprés viviendo erguido al cielo y saber que todo en este mundo necesita su tiempo

Qué pena no ser ave de paso ni proa que acuchilla siete mares
O relumbre del zarcillo de bella muchacha que descalza baila por los parques.
Busco en el ruido de las plazas. Busco en las calles de ciudades que ya no conozco.
Busco el aroma de mujeres que pasan a sus cosas, a su lucha, a la tarea que les toca.

Guardo una tarde de sol por si hace falta, ese es un tesoro que nadie podrá arrebatarme.
Guardo la mirada risueña de alguna muchacha. Guardo en un bolsillo el color de la piel de una naranja.

Mejor pluma del ala de un perro que pasar los días esperando
ahumar el avispero de la mente, que se despierte la desidia con sus sombras.

Te busco entre las gentes de las plazas.
Te busco en las calles de ciudades que ya no recuerdas.
Te busco en el perfume de mujeres que pasan, en los silencios que crecen cuando ellas no hablan.

Te guardo una tarde de sol por si la quieres. Ese es un tesoro que nadie podrá arrebatarte.
Te guardo una mirada risueña que nada pretende.
Te guardo en un bolsillo el calor de mi piel por si vinieses.

[Manolo García - Una tarde de sol]