Asiático aroma me acompaña
junto al ojo mecánico que engaña
y hoy dispara con pereza
Mi cuello se queja de su pendencia
enciendo la punta, aspiro con paciencia
el humo de un tigre albino
Me encuentro flotando en la pantalla
denso nado en sopa de letras y rayas
improvisada, insistente, pesada
No me asombro de mi reflejo
ni siquiera del nutriente me quejo
mis dedos desnudos danzan
y juegan con la puesta más gris
la del sol que más cuesta asumir:
un platillo de color dolor dorado
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