El cielo sofoca los incendios
se viste de cenizas
con cada mañana de lluvia
con corazones de tiza
La tierra quiebra los espejos
desenreda gargantas y afonías
rescata paisajes, reflejos
alquila ventanas sin días
El hombre es el alimento de sus propios sueños
el postre que endulza los pasos de cada fantasma perdido
rezagado, escondido, agazapado, sin dueño
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