Dicen que no soy disciplinado.
A veces, hasta me lo creo.
En realidad soy disciplinado.
¡Claro que lo soy! Y mucho.
Soy muy disciplinado en no tener que ser disciplinado para seguir p'alante con satisfacción.
Soy muy disciplinado en mantenerme dentro de mí, en no salir de mi esencia.
Soy muy disciplinado en no tener que recurrir a algo que no se encuentra en el centro de mi ser.
Soy muy disciplinado en hacer lo que necesito recurriendo sólo a mí mismo, a mis poderes y virtudes.
Soy muy disciplinado en aceptarme a mí mismo, en conocer y aceptar mis limitaciones y defectos.
Soy muy disciplinado porque no me queda otra ya que serlo.
Y es que soy muy disciplinado en ser yo mismo.
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