por cada estímulo monto en alas de una imagen que me envuelve como un águila real por mí extinguida e imaginada sin ser verdaderamente ficticia ni siquiera escapa de toda duda su falsedad cuando revolotea más allá de mi córnea y aquella se me posa en un recuerdo enraizado en el instante anterior que parece presente radiante, blanco cegador en esta pantalla que provoca que me invada otra propuesta de aventura ácida y gruesa más que se complica al tragar en esta mente que no cesa de clavar emociones en mi corazón flotando en cada bocanada de aire que tomo a través de cada palabra que leo en la página de cada uno de los libros cuyo aroma dejo penetrar por cada sorbo que doy en este sueño que tengo cada noche que me abraza al despertar mientras mastico los bocados que recibo de cada una de nuestras conversaciones prometidas tras el beso y el abrazo recibido por la mirada dada con el consejo de esta maldita oportunidad que se escapa con cada letra de la palabra vida regalada que me acaricia y me quema el pelo mientras derrocho los latidos que ahorro de cada suspiro de belleza y de dolor que me abruman en la trinchera de mi almohada con sabor a rechazo sobre el que apoyé la victoria de la espalda de mi estómago violado por las derrotas de cada mujer y de cada hombre que estreché y bebí para navegar en mí
por cada segundo de mi cuerpo se abre una herida que me sangra todos los estímulos que se transforman en ideas como abejas atadas a los hilos que estrechan este nudo de corbata
La vida es una mierda, dijo una mosca.
En cada destello veo una mosca que no encuentra su mierda.
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