04 junio 2012

El aroma y la memoria

Todas las habitaciones y estancias del hotel Uma, en el reino budista de Bután, olían a una mezcla de eucalipto, geranio y pipermín. Al abandonar el hotel cada huésped era obsequiado con un pequeño frasco de aceite con ese aroma peculiar para que acompañara al viajero en su memoria. Ese aceite dorado me lleva ahora a los días vividos en aquel país de la felicidad, en un valle del Himalaya, donde en las cunetas y en los prados crece espontáneamente la marihuana, que devoran las cabras, las vacas y los cerdos. Aunque en Bután está prohibido fumar, basta con tomarte un filete para ascender a la cima de la nieve más alta sin abandonar la hamaca. Creía que regalar el aroma del hotel a los huéspedes en su despedida como la llave de un recuerdo feliz, era una cota espiritual de aquellas almas budistas tan delicadas, pero, al parecer, ese método de captación por el olfato ha sido incorporado también por las empresas capitalistas más evolucionadas cuyas oficinas, despachos y salas de juntas se hallan impregnadas de un olor propio, muy sensitivo, que acompaña siempre a sus ejecutivos y empleados, donde quiera que se hallen, y les obliga a reaccionar con el reflejo del perro de Pavlov. Ese aroma les servirá siempre de acicate para rendir más. Hasta las cumbres incontaminadas del reino de Bután, pobladas de monjes color sangre que desfilaban ronroneando y tocando las esquilas bajo los abetos, no llegaba el verdadero hedor de la humanidad. En Katmandú olían a carne quemada las escalinatas del río Bagmati, donde ardían los cadáveres ante los saltos mortales que daban los monos sobre las piras. Más abajo en Calcuta se extendía la vida a ras de la muerte. La resistencia de la gente ante el dolor; la sorpresa de sentirse vivos al final del día; la travesía de la noche como una conquista expandían un olor fermentado. Ciertamente nuestro país no despide el aroma a eucalipto, a geranio y a pipermín de aquel valle del Himalaya. Entre los recuerdos sensoriales que se trae uno de aquel viaje, el hedor escalfado que arrastraba la corriente del Ganges, es el más apropiado para explicar la tragedia económica de empresas y bancos quebrados, la corrupción e idiotez política que preside nuestra desesperación ante un horizonte cerrado.

[Manuel Vicent - El olfato]

03 junio 2012

Querido diario

Me agarra por la cintura sin pedirme permiso
y no me quejo
agradezco su empuje acompasando mis pies a los suyos
soltando los músculos me acuesto sobre su aliento
y nos deslizamos por mis rincones
charcos, cuadernos, ventanas



imparable como el último vagón del día
como quien fotografía cadáveres en la periferia
como el que apura sus horas antes de la ejecución

pretende mostrarme todo lo que pierde el corazón al sacudirme el barro de los pies

día a día la voy acostumbrando a no tener que copular siempre en el centro de la cama
a poder acariciarnos las manos sin las manos
a poder sonreír escondiendo el sabor a dudas

ya sabe dar los besos de buenas noches sin rabia
ya sabe serpentear por mi tripa sin confundir el miedo con el hambre

me sigue vendiendo esos malditos espejos que nublan la vista para ver mejor

y jugamos a adivinar cómo será el próximo azote del viento
mientras tocamos cada vértebray escuchamos los chasquidos

no queda otra que respirar

me lo agradece cada vez que nos vemos en la oscuridad
anida entre mis huesos

dormimos juntos
como siameses

28 mayo 2012

Barba cerrada y, en medio, un botón que machacar

Me he dado cuenta de que eres un verdadero gilipollas integral que no soporto.
Integral. Todo tú.
Que no soporto. Que me pones malo. Que no paro de parir argumentos para repugnarte.

Te recuerdo y me entran ganas de estamparte la cara contra la mesa.
Sigo conociendo cosas tuyas y no hago más que corroborar que eres un capullo y en tu casa lo deben de saber.
Porque eres muy capullo. Salta a la vista. Eres un grandísimo capullo, tanto que, si supieras lo capullo que eres, presumirías de ello.

No le demos más putas vueltas a esto

La sabiduría sólo se encuentra en gente sencilla, honesta y humilde. Tanto que se sienten que son todo lo contrario y no cesan en su empeño de mejorar.

Aquel que continuamente necesita sacar a la luz sus logros, es que se siente muy pobre.
Aquel que presume con seguridad de algo suyo, es un mono asustado sobre un palo en medio del mar.
Aquel que habla de sí mismo sin que le pregunten me repugna. Será su mente. Como su barba. Cerrada.

Dime lo que tienes ahora. Si sólo puedes hablar del pasado, es que eres un barba cerrada. Como tu mente. O al revés.

Todo lo que merece la pena en la vida es presente, y el presente jamás se tiene.
Hay que lucharlo. Ganárselo constantemente.

El presente es leve, se transforma continuamente, no se puede atrapar y si lo piensas, se escapa y tiene sentido en su sinsentido, en su paradoja.

Por eso escribo en Facebook, para decir que no escribamos más por el Facebook. Salgamos a la calle. Hagamos del mundo un buen sitio para vivir y morir.

No le demos más putas vueltas a esto.

La sabiduría

La sabiduría es simple, amable, espera a que llegue su momento y sin acaparar se comparte.
Duda con alegría, llora serena, ríe oportunamente.
Se enfada con humildad y sólo por tres cosas.
No quiere nada que no desee también para los demás. Se rodea sólo de lo que realmente necesita.
No corre más que el tiempo, no ocupa más que su espacio.
Sólo se ama y se abre.

Subseres

En la noche se escuchan
los sonidos de nuestro subser

Insoportable transcendencia del ser

Tengo tantos sueños
que no puedo dormir

24 mayo 2012

Público

Toda droga sonríe porque nunca estará sola

Bocanadas

Lo he decidido
ayer es tan mañana como hoy
aullidos de universos que creamos lejos del sol

mira la punta del cigarro cómo se enciende con la llama
dime cuándo ocurre
si es distinta a cada una de nuestras combustiones
dime qué fue de ese desafío que se lanza al frente tras cada calada
qué cara ponemos

admiro el humo que se marcha lejos
quemando cuentos de terror
sabiéndose parte de lo que deja
cenizas que dejarán de serlo cuando sean pisadas por cualquiera