24 noviembre 2010
Ahora que lo iba a lograr - 24
Trampas de sal y cal viva en las
raíces. Resortes ardiendo
incautan el crujido y el aliento
sonoro de este amor que impulsa y
transpira cada piel que se disfraza de
erizo. La esperanza se cuece en la
zozobra de un paisaje trémulo que
admira y desea vestirse de blanco lunar
y, así, se hace transparente en cada intento...
pasos funambulistas atragantados por la luz y
equilibrados con soplidos de azúcar. El
nombre del estado se disipa en cada instante
anticipado por pasiones ancladas sin provisiones
queriendo apartar el [sin]sentido y la hoguera de
una danza que conecta la gravitación universal
en el centro de unos corazones desbordados de desnudez
llamadas envueltas en la bruma del bosque que
levantan los pies del suelo y te sumergen y te vuelven a
elevar rozando las hojas, las copas de los árboles que saben a
vino. Las raíces brotan en cada charco del camino que ayer
anduvimos. Mañana volveremos a recorrerlo hasta el prado verde
nada más que amanezca a recoger los primeros gritos del sol
anoche me encontré de nuevo con esa luz que refleja la piel recién amada
la lengua se retuerce en busca de silencios blancos como tapias que
abrazan hasta empaparse del calado árabesco de los naranjos en flor
muchas noches en las plazas respirando sereno el humo de las flores
unas veces callado como los adoquines del suelo, otras rebotando con el
eco de mi energía, reconstruyendo la ciudad, reviviendo a la gente que asoma
ruidosa a mi encuentro con luces de neón, con ferias y tiovivo, con
tazas de vino sangre de vida, con tarros helados de cerveza y espuma, con copas esculpidas con hierbas y flores para infusiones y ardonados con sorbos de café
puede que esta verdad sea una mentira que solamente merezca la pena
alargar hasta que sea demasiado tarde para alimentar los días que nos quedan por
rasgar de este calendario en el que siempre que miro la fecha es temprano para
abandonar este abrazo que nos damos sin negarnos las sobras de esta inmensidad
vencer no es suficiente cuando la derrota es conocida. Nunca el olor a
olvido sacudió las piedras que te enredan a las calles de tu cama.
la vieja iglesia profana de las afueras del pueblo nos sirve de mirador donde nos
vemos revolcarnos en nuestras propias virutas de nueces, licor y chocolate.
es la hora de merendarnos sin ojos, sin manos, sin piel, sin genitales...
robarnos el corazón para contemplarnos flotando sin gases, vacíos.
adormecer los pies y las manos para volar colgados de la almohada de sueños
no es mi intención sentar cátedra ni levantar catedrales a través de gestos
adornados de palabras. No es mi intención decir algo que se vacíe de sentido
cuando callo y lo digo todo con mi silencio. Busco en mis rastros pelladas
espesas de yeso y arcilla para modelar mis movimientos sin buscar
razones que gobiernen las corrientes de este río que corre tan rápido.
suenan los ríos incluso con los cauces secos. Suenan a heces e
incienso, huelen a nueces e insectos, saben al verde de inviernos y en él
nadan las caricias y juegan con las arrugas de los recuerdos cítricos
¿dónde van las palabras que duelen y se olvidan? ¿dónde se clava la hora que
espera el suspiro de su aliento? ¿dónde se mastican las razones de lo que
jamás hacemos? ¿dónde acaban las frases que se interrumpen por volátiles
aullidos en la noche? ¿dónde termina la desesperación y empieza la súplica?
raras veces encontramos el estribo, el yunque y el martillo para oir mejor.
démonos prisa para empezar despacio a deshacer el mundo. No siempre lo urgente
es lo importante, canta Fito. Con él me identifico y obtengo el canto sin llanto.
amarte no es más que esto: cantar a los olivos hasta agitarlos como el viento y así
mañana empuja el tiempo con sus velas azules y la yerbabuena se abre caminos
al mar y del cielo caen los besos que en los charcos se hundieron y todas las
razas se vuelven raíces de abrazos que surcan las alcantarillas para alumbrar
tu ciudad. Lo demás es banal como el nombre del imperdible, simple, fugaz, vacío,
estúpido y predecible. Siempre me encuentro a un sorbo y tres trazas de estar así.
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