15 junio 2011

De la cerámica a la carne



Noche que agoniza a la primavera
al tintineo metálico del aire

la luna regresa
de su muerte de tierra inhóspita
de barro agrietado
hasta ser frágil cerámica
y ahí está
inerte
petrificada
vidriada y oriental
colgada
adornando la negra pared
que antes era cielo

flota a tres palmos de mi nariz
qué demonios
alargo el brazo
un esfuerzo más
sé que la puedo coger
y guardarla en mi armario de los platos

mañana desayunaré sobre ella

no me espera
la miro
yo, como siempre, lobo
y ella vuelve
la pared se desvanece
vuelve la noción de cielo
la luna renace
se hace carne de su propia luz
carne de su misteriosa e hipnotizante luz

ya no está colgada
ya no está cerca
ya no es objeto
vuelve a estar viva
vuelve y se va
enciende la noche y se aleja
se hace de nuevo inalcanzable
otra vez
a mil años luz de mi nariz apagada

de nuevo el lobo es pequeño
esclavo de su péndulo

la luna regresa
y vuelve a presidir

yo la busco en mis sábanas
blancas
para encontrar mi descanso
lento y calmado como su eclipse

de mis cerámicas frágiles
de humos orientales
a la carne de mi luz

2 comentarios:

mafalda dijo...

No se alejó, amigo
no te sientas pequeño sin Ella,
ni la busques entre tus sábanas...
Ya te la regalaron
para que descanses siempre sobre su curva, para que la desayunes cada mañana
Te la ganaste por escribir sin miedo y regalar Palabras, por mirar de frente... como la Luna.

Víctor Marín dijo...

Tus preciosas palabras me hacen sentir más lobo aún... El lobo que, como un retrato en un cuadro cuando lo miro, siente que la luz que desprenden sus ojos va dirigida siempre a él.

De luz la luna
llena
a mi lobo domina
a mi alma acuna
en mi mar cambia las olas
en mi noche ilumina
mis paseos por la arena