28 junio 2011

Palabras

Nunca como hoy ha sido tan grande ese poder. La humanidad entrará en el tercer milenio bajo el imperio de las palabras. No es cierto que la imagen esté desplazándolas ni que pueda extinguirlas. Al contrario, está potenciándolas: nunca hubo en el mundo tantas palabras con tanto alcance, autoridad y albedrío como en la inmensa Babel de la vida actual. Palabras inventadas, maltratadas o sacralizadas por la prensa, por los libros desechables, por los carteles de publicidad; habladas y cantadas por la radio, la televisión, el cine, el teléfono, los altavoces públicos; gritadas a brocha gorda en las paredes de la calle o susurradas al oído en las penumbras del amor. No: el gran derrotado es el silencio. Las cosas tienen ahora tantos nombres en tantas lenguas que ya no es fácil saber cómo se llaman en ninguna. Los idiomas se dispersan sueltos de madrina, se mezclan y confunden, disparados hacia el destino ineluctable de un lenguaje global.

[Gabriel García Márquez]

La palabra
resuena en cada rincón de mi ser que se ha estremecido
evoca y la emoción rebrota
para que no se duerman mis sentidos



Háblame en la hora calma de la media noche, háblame para que no se duerman mis sentidos. Háblame de lejanas tierras donde el único dios sea el sol, donde se vive al rumor de las hojas del sicómoro, mecidas de brisa y calor.

Cuéntame fracasos, vida, rumbos de pintores locos.
Háblame de la calima de las noches, cuando tu amante de amantes huyó. De Cartago a las puertas de Roma, de la Sevilla mora. De claveles de revolución, de las vueltas que da la tuerca, de los amores que son prisión.

Va y viene mi alma de esponja, biene y va si tú me hablas, si tú me cuentas cosas. Barquera, monte, montera. Viene y va mi alma viajera, linda zagala, si me quisieras. Va y viene linda barquera, si tú me miras de esa manera.

Háblame en la hora calma de la media noche,
háblame para que no se duerman mis sentidos. Háblame de Cádiz fenicia, de la Córdoba que abrigaba su mezquita. De Chagall o de los poetas andaluces del destierro, de por qué claveles para una revolución. De las vueltas que da la tuerca,
de los amores que son prisión.

Va y viene mi alma de esponja, viene y va si tú me hablas, si tú me cuentas cosas. Va y viene mi alma guerrera, viene y va si tú me hablas, si tú endulzas la espera. Barquera, monte, montera.

Viene y va mi alma viajera, linda zagala, si me quisieras. Va y viene linda barquera, si me sonríes de esa manera. Barquera, monte, montera.
Barquera, monte, montera.

[Manolo García - Para que no se duerman mis sentidos]

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