Duermes, mientras la ciudad golpea el cristal con su llanto, ajena a tu sueño. Qué pena que este milagro de verte dormida en paz no desborde el muro de esta habitación. Ojalá que mañana, cuando te despiertes, duerma mi dolor.
[Ismael Serrano - Duermes]
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O tal vez ese viento que te arranca del aburrimiento y te deja abrazada a una duda, en mitad de la calle y desnuda.
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O tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra a la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea
Tengo el corazón repeinao vestido de estreno, de mercadillo con una estúpida sonrisa como de domingo amor de baratillo, bisutería fina sin más valor que los ojos con que lo miras todo a cien ¡todo a cien!
Puedes pedirme la luna, ¡locura! fijo que te traigo un queso puedes pedir mi amor, ¡ay, qué dolor! y al precio que está la carne me conformo con un beso mira ni tú eres la princesa de este cuento ni a besos voy a dejar de salirte rana.
Es poco lo que tengo pero todo te lo doy el oro de mi tiempo pa que te hagas un reloj la flor de mis neuronas pa enredarlas en tu pelo y, por su puesto, la luna
Y hace tiempo que sé que el mundo no es mío ni mi hogar paso por la vida de alquiler de turismo sexual si la vida es una orgía yo voy de paja mental tirititrantrantran
puritita fantasía nada menos, nada más ¡todo a cien!
Es poco lo que tengo pero todo te lo doy el oro de mi tiempo pa que te hagas un reloj la flor de mis neuronas pa enredarlas en tu pelo y, por su puesto, la luna
[La cabra mecánica - Todo a cien]
Puedes pedirme la luna, ¡qué locura! Fijo que te traigo un queso
Puedes pedirme amor, ¡ay, qué dolor! Al precio que está la carne me conformo con un beso
Ni tú eres la princesa de este cuento ni a besos vas a convertirme en rana
Es poco lo que tengo El oro de mi tiempo La flor de mis neuronas Y, por supuesto, la luna
Y hace tiempo que sé que el mundo no es mío ni mi hogar Paso por la vida de alquiler de turismo sexual Si la vida es una orgia yo voy a de paja mental
Tiriti traun traun traun
Es poco lo que tengo El oro de mi tiempo La flor de mis neuronas Y, por supuesto, la luna