29 abril 2011

Diálogo



Ser la fuente del eco
dormir en tu lengua
como un águila muerta
oír como te oyes
para yo dejar de oírme

Tú guías como un sol
mis pasos hacia tu sombra
me regresas a la inocencia
conviertes mi carne en vidrio
Yo te doy un valle sin memoria
entre aquello que vendrá
y aquello que debe irse

Esta noche de angustia
acompañado de árboles y piedras
me acaricio los testículos
¡Que mi psique se suicide!
¡Que el escándalo se haga danza!
¡Que las voces del odio sean canto
y tu cuerpo mi sepulcro eterno!

Tú me clavas una mariposa
yo te ofrendo su vuelo.

[Diálogo - Alejandro Jodorowsky]

[Fotografía © Masao Yamamoto]

Qué silenciosa mano el corazón aprieta



Sabed: si se la escucha,
se oye latir la piedra.
Y resuenan y acordan y hermanan sus voces los siglos
en la dura madera.

Hoy la noche es la mano
que pulsa la piedra y la estrella,
y el corazón el dorado racimo
que va de la estrella a la piedra,
que va de la piedra a la estrella.

Qué silenciosa mano
el corazón aprieta.
Y cómo cae el zumo
y rocía la hierba,
y humedece las calles,
la silenciosa piedra,
las fuentes donde todos
los astros se reflejan.

Maravillosa llama,
inextinguible hoguera,
faro celeste que alumbre a los que anden
con sus vidas a cuestas,
cuando ya no seamos
sino viento que pasa y no mueve la rama,
sino mar que se agita y no pone temblor en la playa desierta.

Maravillosa llama,
inextinguible hoguera,
encendido celaje
interior, agua eterna
que se agita, que corre
de la piedra a la estrella,
de la estrella a la piedra.

[José Hierro - Noche hermosa]

Tan dura como hermosa...

Certezas



No puede ser cierto
por un momento
creí desintegrarme
por un palabra tuya que no quería
sentí romperme
por tu sonrisa que no me tocaba
me convertí en un niño
por verte tan grande sin mí
por un instante
sentí morir sólo porque tú vivías.

[Fotografía © Karina Beltrán]

28 abril 2011

Frases de La delgada línea roja - 05



Mi querida esposa, pierdes parte de tu ser al ver toda esta sangre y suciedad, el ruido y la tormenta.
Intento que esto no me afecte. Quiero ser el mismo de antes cuando vuelva a estar a tu lado.

¿Cómo podemos llegar a otras orillas? A las colinas azules. Al amor.

El amor ¿De dónde procede? ¿Quién aviva su llama? Ninguna guerra podrá apagarla ni vencerla.

Yo estaba prisionero y tú me liberaste.

[Imagen: fotograma de la película]

27 abril 2011

Pistas para reconocerme



Mis ojos se sueltan y soy marino dando extremos golpes de timón en la tormenta que se desata

Mi corazón se suelta y me brotan alas y vuelo libre, planeo y amo con los caprichos del viento

Mi pecho se suelta y soy corriente salvaje que electrocuta la boca del mundo en cada exhalación

Si es mi barriga la que se suelta, me vacío
se cierran las puertas mientras
la luz se arrincona en el suelo
escuece el aire que escasea
se anuda la mente en piedra
se agria la saliva
en mi cuerpo no cabe alimento
sólo hay abismo como sentimiento

[Pintura: Peterio]

Grabando mi nombre en una bala - 77



Para comprender la realidad
de un problema o de una relación,
debéis abordarlos de un modo nuevo,
sin las cicatrices de los recuerdos del ayer.

La vida es algo nuevo a cada instante,
siempre cambiando,
siempre creando nuevas sensaciones.

[Jiddu Krishnamurti]

Grabando mi nombre en una bala - 76



Tratamiento de elevación de pensamiento

Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Ahora escojo disolver los pensamientos destructivos o negativos.
Ya no escucho ni participo en conversaciones perjudiciales.
Hoy nadie puede dañarme porque me niego a creer que me puedan dañar.
Me niego a dejarme llevar por emociones dañinas por muy justificadas que parezcan.
Me elevo por encima de todo lo que intente enojarme o infundirme temor.
Los pensamientos destructivos no tienen ningún poder sobre mí.
La culpa no cambia el pasado.
Pienso y digo sólo lo que quiero que se convierta en realidad en mi vida.
Y soy capaz de llevar a cabo cuanto me proponga.
Somos uno con el Poder que nos ha creado.
Estamos seguros y a salvo y todo está bien en mi mundo.
Así Es. Gracias Amado Universo.

[Louise Hay]

[Ilustración: Nicoletta Ceccoli]

Este abismo sin bordillo al que agarrarme




Este abismo sin bordillo al que agarrarme
este agujero que sólo sabe tragar
este infinito con filos cortantes
este impulso de sólo querer sangrar

este vivir que oxida mis bisagras
este nudo de voz que me consume y se desgarra
este hilo de ojos turbios que me acompaña
este quejido roto de mi mano como guitarra

este corazón que se asoma al sol y se arruga
este andar bajo la lluvia de tu pelo que enmaraña
este ser yo más tú indisoluble y constante
este racimo de espadas atado a mi paso de oruga

este aprendiz de bombero sin agua
este rascacielos que cae con el sismo de tu pestañeo
este nadar entre pilares que no fraguan
este querer disolverme en cada página del aroma que sólo contigo leo

este esfuerzo sobrehumano para disolverte en mi, para integrarte
para regar tu semilla tan profunda que me llevo
para plancharte en las paredes de mis venas
para dejar de extrañarte como un alma en pena

para apartar este sentir que me apuñala traicionero
para espantar este sentimiento único
para poder vivir en mí y así poder sentir '¿quién sabe si...?'
para contemplar sereno todas las posibilidades sin disfrazarlas de muerte

para abrigarme los días con tu recuerdo convertido en mi buena suerte

para hacer el amor con las brasas de cada palabra tuya que, como siempre, cada día, inevitablemente, me asalte

para tatuar tus ojos en los míos para verte sin verte si al final de este interminable final, resulta que tendré que soportar no poder verte jamás

para que cuanto te vistas con mis párpados como falda pueda mirarte bailar y sonreír porque por fin te sé amar.

[Pintura de René Magritte]

Sobreviviéndome



Asumo tu desaparición. Recojo tus recuerdos en un ramillete de ausencia y lo clavo en mi pecho como broche final. Final. Sabes cuánta gracia nos hizo siempre esta absurda palabra. Final. Sembrados en cualquier final aspiramos al futuro como una sombra aspira a la luz en el amanecer.

Asumo que tu boca perfilada de verso sangriento no va a venir a besarme nunca más. Que las huellas calientes de tus labios no recorrerán el firmamento de mis piernas abiertas. Nunca más.

No sé a qué viene repetirlo todo de nuevo, de diferente manera, no sé para qué te reclamo desde esta perdición que me extravía entre todos los pensamientos que me conducen a ti, ángel, ángel inenarrable. Ángel invisible que riegas con tu intangibilidad cada metro cuadrado de presencia que habita mi cuerpo, mi fracaso, mi derrota. No. No lo sé. Y aun así abro la boca, la mano sólo para continuar describiendo que echo de menos haberte amado para siempre, que echo de menos haberte guardado en una cajita de silencio donde pronunciarte en susurros cada día, cada puto día de esta vida que me consume...
Que echo de menos haberte abrazado sin miedo mientras nos lanzábamos a la boca abierta del precipicio.

No sé por qué este cuerpo de niña sigue sin crecer ansiando los recovecos de tus alas imposibles. Ni qué sentido tiene que siga existiendo en este maremágnum de palabras sin vida que llevar a cabo.
Asumo que tu sonrisita de suficiencia malévola e infantil no va a rescatarme de la tragedia de sobrevivirte. Que mi pesadilla intermitente de recordarte, olvidarte, soñarte sólo concluirá si algún día consigo finalmente morir.
Me duele existir sin la presencia escalofriante de tu cuerpo rodeando el infinito de mis gestos, el sinsentido de mi nacimiento. Me duele existir si tu voz no me acuna en un lecho de palabras trenzadas que me prometan tu regreso. Tu regreso.

Echo de menos haberte salvado de una vez por todas sobre la ola náufraga que nos aupaba sobre todos los mundos posibles. Echo de menos haberte estrujado en un abrazo inconmensurable producto del cual nuestros corazones exprimidos hubieran teñido el mar de delirio, imposibilidad y sentido definitivo.
Te echo de menos tanto como si algún día, realmente, hubiéramos estado juntos, juntas. Como si algún día se hubiera producido el encuentro...

Asumo que nunca vas a comerme de un bocado de lujuria incontrolable, que nunca ejecutarás el paso de baile que te saque de la tumba que te encarcela en el cielo. Arrodillada frente a tus latidos, asumo que nunca volverás para cumplir la promesa. Que nunca abortaremos el hijo que nos narre...

Te amo tanto que sería capaz de renunciar a mi amor por ti, sólo por volver a mirarte una vez más a esos ojos de taquicardia, a esos ojos de misterio irresoluble...

[Ojos de taquicardia - Alberto Trinidad]

Las llaves



[...]

Y no sé de qué modo
dejar de adorarte sin duelo
entre nunca y quién sabe.
Cuando quemes tus naves
no me pierdas las llaves del cielo.

[Ay, Carmela - Joaquín Sabina]

[Fotografía: Gregory Colbert]